Maribel Pasquel - Quito, 11 de octubre de 2024
"Por lo tanto, el Río Machángara es sujeto de derechos
y por ende, conforme reconoce nuestra Constitución,
tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y
el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales,
estructura, funciones y procesos evolutivos”.
Sentencia Juicio No. 17250-2024-00087 Quito, 21 de agosto del 2024
El proceso de la elaboración, de la Acción de protección a favor de los derechos del río Machángara ha sido un hermoso trabajo en minga de personas, colectivos y academia.
Nos tomó más de un año crear el documento final que fue construyéndose lentamente entre reuniones virtuales, trabajo individual y por equipos, avanzando paso a paso en esta construcción colectiva. A momentos parecía una cantidad de información inmanejable, lo que nos llevó a parar varias ocasiones por unas semanas, pero luego el proceso volvía a tomar impulso para seguir fluyendo. Los mejores encuentros fueron los talleres presenciales en los que pudimos conocernos, conectarnos y compartir información mientras disfrutamos la pambamesa. Miramos juntos el río y compartimos nuestras historias e ideas, de ahí surgieron algunos proyectos que han acompañando a la demanda, como la exposición artística colectiva "Vertientes", y también surgió un comunidad que ha ido navegando como el río.
Para mí, en lo personal, ha sido un hermoso proceso de aprendizaje y una manera de ampliar la mirada sobre el río y sobre el trabajo en equipo, que en este caso ha sido más bien una larga carrera a postas. Han sido meses de escuchar argumentos legales, testimonios de vecinos, reflexiones espirituales, datos científicos, históricos y culturales; así como sorprenderme disfrutando expresiones artísticas, compartiendo poemas, encontrando en el camino tantas personas de quienes aprender.
Desde hace casi 4 años que iniciamos el Colectivo de Rescate del río San Pedro me he pasado aprendiendo. He aprendido mucha información que no sé porqué no conocía pues es tan importante; pero también he aprendido cómo se puede mirar un mismo objetivo con enfoques diferentes que se van sumando y complementando. Para tratar de explicarlo ha sido como admirar un arcoiris, en el que cada color no se percibe separado sino se mira el todo, que en realidad no se lo mira sino se "admira" pues parece mágico, por eso no intentamos entenderlo más allá de disfrutarlo.
Los ríos tienen su identidad, igual que nosotros, y eso se ha hecho para mí evidente al haber mirado ya tantas veces a nuestro río San Pedro en los lugares que lo he conocido. En las meditaciones y rituales que hemos realizado junto al río lo he podido mirar en silencio, imaginar que lo escucho, que está feliz cuando lo visitamos, y que se pone aun más alegre cuando lanzamos pétalos de rosas o piedritas a sus aguas. Durante las mingas tanta gente se acerca al río a cuidarlo que estoy segura salta con más felicidad entre las piedras.
En nuestras charlas siempre cuento que al iniciar nuestro trabajo en el río San Pedro la gente que iba uniéndose al colectivo preguntaba a las científicas: “¿El río está vivo o está muerto?” porque de esa manera es que buscamos entender la realidad que nos rodea, en espejo con nuestro propio ser, mirando al otro como un reflejo. Me encanta también contar que nuestras amigas hidrólogas nos explicaron que el río estaba enfermo, y así pudimos comenzar nuestras acciones pensando que cada una puede transformarse en una parte de la cura para que el río-vecino-amigo sane.
Al hablar del río Machángara se dice que es un río muerto, incluso nosotros hemos dicho que salvar al San Pedro es más fácil porque está menos gravemente enfermo que el otro río que parecía un caso perdido. Por esto para mí fue una gran sorpresa cuando iniciamos esta aventura y pude escuchar testimonios en video de ancianos que habían disfrutado junto al río, así como leer el poema de Jorge Carrera Andrade e imaginar el olor a menta al pasear en sus orillas. Escuchar también que nuestros ancestros seguramente se asentaron junto al río entendiendo su presencia sagrada, lo trataron con respeto y entendieron que era importante conocerse mutuamente entre comunidad y el río, para convivir en armonía. ¿A qué rato olvidamos todo eso? ¿Cómo desaprendimos?
“Machángara de menta: eres mi río.
Atraviesas mi pecho y no los prados.
Aguas de historia y lágrimas de siglos,
mortaja de crepúsculos ahogados.
Sólo estamos de paso... ¿para dónde?
Dime, río Machángara sapiente:
¿Tanto esfuerzo y labor son para nada?
Seguir quiero tu ejemplo transparente…”
La ilusión de la creación de la demanda fue diferente a la tensión de los días de las audiencias. Sabíamos que nuestro trabajo resumido en más de 200 páginas de una obra de arte llamada demanda estaba bien hecho. Sabíamos que el documento incorporaba elementos tan claros, tan amplios, tan bien respaldados que los jueces fallarían a favor de nuestra causa. Lógicamente somos un grupo de optimistas, por eso talvez nos sorprendimos frente la actitud de la defensa del Municipio de Quito que buscó negar la evidente contaminación del río, intentó descalificar a nuestro equipo, o quiso incluir discusiones indiscutibles. Somos optimistas o más bien soñadores, por eso llegamos a presentar la demanda cargados de un gran frasco con agua del río, para que el Machángara mismo estuviera presente y nosotros acompañándolo, cantamos con tambores. De la misma manera nos acompañamos durante el duro proceso de las audiencias, nos sostuvimos unos a otros con palabras de aliento, felicitaciones y compartiendo las decisiones para que sean menos pesadas.
"...volver los ojos hacia donde nuestros ancestros llamaban la gran serpiente
que lleva vida a todos los lugares, nos referimos a los ríos en general,
y en la presente acción de protección a uno en particular identificado como Río Machángara;
de ahí que no podemos desconocer que éste río, al ser parte esencial de la naturaleza,
se ve cobijado por la garantía constitucional contemplada en el inciso 2° del Art. 10 de nuestra Constitución de la República cuando dice en su parte final:
“(...). La naturaleza será sujeto de aquellos derechos que le reconozca la Constitución.”
Sentencia Juicio No. 17250-2024-00087 Quito, 21 de agosto del 2024
Recibir la sentencia a favor del río Machángara fue una gran alegría que disfrutamos en grupo. Recibir felicitaciones, participar en entrevistas, leer artículos en medios nacionales e internacionales, nos mostró que detrás de nuestro trabajo hay más personas que comparten la causa y que van despertando a la posibilidad de recuperar una vida con más armonía con la naturaleza, de la que somos parte. Sabíamos que recibir la sentencia no era el fin, sino el inicio de una nueva etapa de esta misma lucha, así que también sirvió para tomar fuerzas y sentir el respaldo de quienes no están en la mesa pero siguen desde otros lugares nuestra causa.
Después de haber recibido la sentencia nos reunimos junto al río para declamarle poemas y cantarle. Me imagino la ilusión del río al mirar tanta gente dándole la cara y no la espalda, al recibir pétalos de flores y no basura. Sus aguas aún contaminadas corren igual, saltan entre las rocas, y como un milagro crecen junto a la basura hermosos cartuchos blancos. Estoy segura que el río escuchó nuestros versos, se alegró de la música entonada para él, y aceptó el esfuerzo colectivo por sanarlo. Al final de cuentas lo hacemos por el río pero también por nosotros, por nuestras hijas y nietas, por dejar un legado cuando ya no estemos pero siga ahí el río, con sus aguas limpias.
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